Fundador de Victoria

Fundador de Victoria
Comandante Bernardo Muñoz Vargas

sábado, 22 de junio de 2013

BULNES Y BOLIVIA

Hace unos 180 años, nuestra relaciones con Bolivia habían alcanzado un punto fatal de deterioro. Con Perú bajo su bota y diseccionado en dos partes, el Protector boliviano, Mariscal Andrés de Santa Cruz, buscaba abiertamente sojuzgar también a Chile. El asesinato de nuestro Ministro Portales dio - finalmente - de lado con toda posibilidad de diálogo, y debimos optar por la guerra. Un primer intento fracasó en el ridículo. La expedición enviada a resolver el asunto por la espada, volvió sin siquiera haberse batido. Y sin su escogida caballada, que vendió de ocasión al propio enemigo. Traía en cambio un Tratado absurdo, que la opinión pública repudió - indignada - y el estado bélico continuó. El presidente Prieto decidió entonces enviar una segunda expedición. Tenía claro que el problema solo podía ser resuelto con la destrucción del poderoso y muy disciplinado ejército boliviano en que basaba su poder la llamada Confederación Perú-Boliviana. Luego de considerarlo largamente, eligió para el mando de esa segunda expedición a su joven sobrino, el general Manuel Bulnes Prieto. Bulnes, al mando de unos 4.500 hombres, desembarcó en Ancón en agosto de 1838. Ofreció la paz y la liberación al Perú oprimido por las fuerzas bolivianas de ocupación, pero no fue atendido. Se abrió paso entonces hasta Lima, luego de una sangrienta y feroz batalla conocida en la historia como “Portada de Guías”. El siguiente mes tuvo lugar un nuevo choque en las estribaciones cordilleranas cercanas a la capital peruana - en el pueblito de Matucana, concretamente - que sumó otra victoria a nuestra historia militar. Es el único hecho de armas en nuestros anales ocurrido un día 18 septiembre. Mudando su teatro de operaciones al norte del Perú, Bulnes optó por esperar al poderoso ejército boliviano en el Callejón de Huaylas, regado por el caudaloso Santa. Chocó en enero de 1839 con las fuerzas de Santa Cruz en el Puente sobre el Buin - primero - y luego, el 20 de ese mes, en el letal y cruento encuentro decisivo de Yungay. El ejército boliviano resultó allí completamente destruido, al punto de que sólo unos escasos restos pudieron retirarse a su país natal en el altiplano. Santa Cruz y su estado mayor abandonaron el campo a uña de caballo. La consecuencia inmediata del triunfo de Yungay implicó que los estados de Norte y Sur Perú quedaron liberados, y que muy pronto se fusionaran en un solo ente. El Ejército de Chile fue aclamado y colmado de honores en Lima. Bulnes fue elevado al rango de Gran Mariscal de Ancash por el nuevo gobierno peruano. Chile lo elegiría Presidente de la República dos años mas tarde. Y, claro, como suele suceder en tales crisis, los oprimidos bolivianos vieron la oportunidad de alzarse contra un gobierno dictatorial. Y lo hicieron, proclamando una nueva organización política. El temido y antes reverenciado Mariscal Andrés de Santa Cruz se vio súbitamente depuesto de su alto cargo de Protector. Debió huir a toda prisa para salvar su vida, buscando refugio primero en Guayaquil y mas tarde en Europa, de donde ya no regresó. Bueno. En este año de gracia de 2013 Bolivia, en la búsqueda imperiosa de una esquiva popularidad por parte de su gobernante, busca insistentemente nuestras cosquillas y viene provocando nuestra paciencia con afán. La opción bélica está hoy - por desgracia - descontinuada en este cono sur de América. Nada como el corvo para entendernos con nuestros vecinos, digo yo. Pero esos días ya pasaron, y son sólo parte de un pasado glorioso. La solución, dicen, tiene que venir del derecho y de las cortes internacionales. Pues bien. El comando de esa nueva expedición Chile lo ha confiado, nuevamente, a un Bulnes. Espero que la elección de ese nombre sea de buen augurio. Que su accionar jurídico ante las cortes y su visión política se traduzca en una nueva derrota de Bolivia, por una parte. Y también - ¿ por que no ? - en el alejamiento violento de un mandatario boliviano de su cargo, por decisión de sus propios gobernados. Hastiados, quizás, de un show revanchista poco variado, que busca sólo echar tierra sobre las grandes falencias de los responsables de su conducción nacional. Raúl Olmedo D.

martes, 1 de enero de 2013

ENERO EN EL RECUERDO

Si a Ud., lector, le plantearan hacer una asociación mental entre glorias militares chilenas y un mes cualquiera del año, casi automáticamente o por reflejo optaría por septiembre. Y si lo apuran, por julio, evocando Concepción y Huamachuco. Personalmente he realizado repetidas veces tal ejercicio de memoria entre paisanos recién incorporados a la instrucción militar en la reserva del Ejército, así como también en medios sociales chilenos de distinta índole, durante encuentros de la llamada vida social. Y resulta que menos del 2% elige el mes de enero. Sin embargo, enero luce efemérides notables, en verdad insuperables, de nuestra historia civil y militar. Permítaseme evocarlas brevemente - así como a los corazones chilenos que en cada caso se batieron, sucumbieron o triunfaron - al iniciar este año 2013 : * El día 4 de enero de 1817 ocurrió la original y recordada “toma” de Melipilla por parte de Manuel Rodríguez y sus milicianos, como preámbulo al arribo del Ejército Libertador de Los Andes el siguiente mes. Rodríguez recurrió, para lograr su objetivo, al ardid y al engaño propios de la mentalidad mapuche, que nuestros militares seguirían utilizando exitosamente a todo lo largo de nuestra historia. * El día 6 de enero de 1839 chilenos y bolivianos se enfrentaron en el trascendental combate del Puente sobre el río Buin, en el Callejón de Huaylas, al norte del Perú. Fue aquel encuentro - librado hacia el fin del día, en medio de una espantosa tormenta de verano - la antesala de nuestro muy sangriento triunfo en Yungay, a no mucha distancia del río Buin, que definió la llamada Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Hoy, el regimiento de infantería N° 1 del Ejército de Chile luce, con orgullo, el nombre de “Buin” en su estandarte de combate. * El 7 de enero recordamos el alzamiento de la Armada de Chile, en 1891, que daría inicio a una terrible revolución. Transformada muy pronto en guerra civil, causaría mas bajas chilenas en 8 meses, casi el doble en verdad, que toda la Guerra del Pacífico con sus seis años de duración. * El 8 de enero de 1852 tuvo lugar el combate de Linderos de Ramadillas, cerca de Copiapó, que contribuyó al triunfo del gobierno de Manuel Montt y su permanencia en la Moneda (sorteando otra revolución, en 1859) hasta 1861. * El 9 de enero de 1881 se produjo el combate de Até, originado en un reconocimiento en fuerza dispuesto por Baquedano, y efectuado por la Brigada Barboza, para tantear las defensas de Lima en su extremo oriente. Se cubrió allí de gloria el capitán del 3° de Línea Ricardo Serrano Montaner (hermano de Ignacio, caído el 21 de mayo de 1879 en la cubierta del Huáscar). Ascendido a mayor por la Orden del Día del 12 siguiente, Ricardo Serrano cayó heroicamente el 13, dirigiendo a sus hombres en el asalto a la ciudad balneario luego de superar las trincheras de Chorrillos. * El 12 de enero de 1822 fueron finalmente rodeados y vencidos Pablo Pincheira y sus hombres en la cordillera de Ñuble. El líder y sus hombres capturados alegaron ser combatientes “del Rey”. Las fuerzas chilenas no estuvieron de acuerdo - atendiendo a sus múltiples crímenes y acciones de bandidaje en la zona - y todos ellos fueron fusilados in situ. Nadie denunció a sus ejecutores por violación de derechos humanos ni cosa parecida. También un 12 de enero, aunque en 1839, se libró el decisivo combate naval de Casma, entre tres buques de la Armada Chilena y cuatro naves comandadas y tripuladas por desertores del Escuadrón Francés del Pacífico, al servicio del Protector Santa Cruz. Vale decir, que las naves chilenas se batieron contra mercenarios franceses contratados por la Confederación Perú Boliviana. Su resultado dejó libre el mar a la navegación de transportes y barcos de guerra chilenos, completando la labor de la segunda expedición libertadora - al mando de Bulnes - que logró el triunfo final sobre la Confederación en Yungay, ocho días mas tarde, el día 20 del mismo mes. * Un 13 de enero - de 1881 - el ejército al mando de Manuel Baquedano asaltó de madrugada la extensa línea de trincheras y posiciones artilladas que defendía el ejército peruano en Chorrillos. La acción de Chorrillos (que en Perú llaman “Batalla de San Juan”) es una joyita táctica, un hecho de armas bien planeado y mejor ejecutado que se estudia en academias militares extranjeras. Sin comparación, nuestro mas significativo y brillante triunfo militar. Las fuerzas peruanas, apabulladas, debieron abandonar sus posiciones en desorden, dejando un enorme número de bajas en el campo. Todos los objetivos tácticos se cumplieron ese día de gloria para Chile, y aquellos estratégicos, lo fueron en un alto porcentaje. La línea completa de tres y media leguas de extensión (unos 14 Kms.) fue tomada a corvo y bayoneta, incluyendo el Morro Solar en la costa. * El día 14 de enero conmemoramos el Combate de Bellavista (*) librado en Chiloé en 1826, uno de los hechos de armas que contribuyó a la rendición final y a arriar la última bandera española que aún flameaba en Chile. * Hacia las dos, o dos y media de la tarde, el 15 de enero de 1881 estalló súbitamente la batalla de Miraflores, en las goteras de Lima. Chilenos y peruanos se acusaron, mas tarde, mutuamente de traición a la tregua comprometida. La historia imparcial debe admitir que mantener a escasa distancia tropas que venían de batirse con furia dos días antes, resultaba imprudente, por no decir ingenuo. El súbito fuego de fusilería sorprendió a las fuerzas chilenas de la Tercera División (Lagos) en las peores condiciones, desplegadas en campo abierto ante un enemigo atrincherado. Fue aquel un encuentro sangriento y desesperado, en que el ejército de Chile debió jugarse a fondo para evitar ser rechazado en su esfuerzo final hacia la capital peruana. Las bajas fueron numerosas y porcentualmente muy altas en ambos bandos, y el escalafón chileno de oficiales se vio seriamente mermado Vicuña Mackenna llamó a Miraflores, mas tarde, la “batalla de los pijes”, aludiendo a la gran cantidad de jóvenes chilenos “de familia” que lucharon y sucumbieron ese día. * El grueso del Ejército Libertador de los Andes inicia, el día 17 de enero de 1817, su marcha desde Mendoza hacia Chile. Vale decir, justo un mes antes del gravitante encuentro de Chacabuco el 17 de febrero siguiente. El 17 de enero de 1881, en la tarde, y como consecuencia de la ruda victoria de Miraflores, fuerzas designadas por Baquedano ocupan la abatida capital de Perú. El comandante en jefe y el resto del Ejército lo hicieron al siguiente día 18, izando el pabellón nacional en el palacio de los Virreyes. * El 18 de enero de 1826 se recogen los frutos de Bellavista, ocurrido el 14 anterior, y se suscribe la capitulación de Chiloé, con la entrega de todo el territorio insular a la República de Chile. * En el año 1600, el día 19 de enero, las huestes de Pelantaru destruyen por saqueo y fuego a Osorno. Este dato no se inserta en nuestra historia republicana, pero igualmente nos habla de destrucción y muerte de habitantes de la Gobernación de Chile. * Un día 20 de enero de 1839 las fuerzas al mando de Manuel Bulnes Prieto vencen en Yungay (Callejón del Huaylas, Perú), a las fuerzas protectorales de Andrés de Santa Cruz. Termina así la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, como también el gobierno del Protector Santa Cruz y la misma Confederación. La pieza que, en celebración de ese hecho de armas, compuso el músico chileno José Zapiola, llamado “Himno de Yungay”, es hasta hoy la marcha guerrera de la República por excelencia. * El Combate de Zapiga, al interior de Pisagua, enfrenta a las fuerzas revolucionarias o “congresistas” con las del Ejército de Chile leal a Balmaceda, un 21 de enero de 1891. El resultado fue incierto, pero daría inicio a las feroces matanzas y posterior destace de cadáveres que caracterizaría a esa campaña “de norte” - culminada el 7 de marzo siguiente, en Pozo Almonte - durante la Guerra Civil. * Un 27 de enero de 1824 zarpa la primera expedición que intentaría, al mando de Ramón Freire, infructuosamente, liberar a Chiloé. * Y aunque no es efeméride militar, cabe recordar que un 28 de enero de 1823 el Director Supremo Bernardo O’Higgins, presionado, abdicó su cargo ante una junta de notables en Santiago y marchó al exilio del que ya no volvería. Los siete años siguientes serán conocidos en nuestra historia como “la Anarquía”. La batalla de Lircay en 1830 puso término a ese negro capítulo, y dio paso a los 4 decenios que forjaron Chile, iniciados con el gobierno de Prieto en 1831. Hablamos, entonces, de chilenos que amaron a su patria y cayeron por su bandera, o su ideal, en territorio nacional o extranjero, en el triunfo o la derrota. De cara al enemigo, virilmente, empuñando sus armas con valor. Lo hicieron por Ud. y por mi. Por un futuro. Por sus hijos y nuestros hijos. En este Chile que no sabe de su propia historia, y que hoy se paraliza porque todo el mundo parte de vacaciones y hasta los políticos disminuyen su ritmo corrosivo usual, quizás vale la pena perder unos minutos y evocarlos. Fueron y serán, tanto los soldados de profesión como los meros paisanos convocados a vestir el uniforme en la emergencia bélica, siempre muy mal pagados y peor recordados. Raúl Olmedo D. Enero 2013 (*) Suele confundirse con Buenavista ( o combate de Pajonales del Sama) en abril de 1880, durante la Campaña de Moquegua en la Guerra del Pacífico.