Fundador de Victoria

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Comandante Bernardo Muñoz Vargas

miércoles, 13 de junio de 2018

Presentación del libro "En La Huella de Huerta en Chile"



José Miguel Huerta Molina

Presentación libro: “En la huella de Huerta en Chile”

            Queridos tíos abuelos y tías abuelas, queridos tíos, primos, hermanas, hijos y sobrinos, querido papá.
Me siento muy honrado que me hayan pedido presentar el libro “En la huella de Huerta en Chile”.
Me siento honrado porque narra la historia de mi abuelo, de mis bis y tátara abuelos, de mis chornos y de otros muchos familiares, algunos tan antiguos, que su denominación no aparece en el diccionario.
Me siento honrado porque narra la historia de antepasados Huerta que han tenido una participación trascendental en la historia de Chile.
Que han dejado su huella en todos nosotros. 
Pero me siento especialmente honrado porque el libro que presento fue escrito por mi padre, quien le ha puesto un enorme esfuerzo y dedicación, pero que lo que más le ha puesto, es corazón y cariño.

Se ha escrito mucho acerca de por qué debemos conocer la historia.
Porque el pasado nos deja lecciones que ayudan a no repetir errores.
Porque la historia es una lección de humildad.
Muchos hombres y mujeres han creído que hacían lo mejor cuando en realidad deambulaban perdidos en nubes de errores y prejuicios, que enorme daño causaron a la humanidad.
Debemos conocer la historia, porque requerimos encontrar héroes que nos inspiren en nuestras luchas del presente.
Cicerón decía con sabiduría que “no saber lo que ha sucedido antes de nosotros, es como ser incesantemente niños”.

Sin duda el libro “En la huella de Huerta en Chile” cumple todas estas funciones de una obra histórica y por eso tiene un valor intrínseco como documento de estudio.
Pero en esta presentación estamos reunidos los Huerta, acompañados de varios de Huerta.
Y eso hace que la obra de mi padre tenga un valor único para nosotros.
El libro “En la huella de Huerta en Chile” narra las aventuras, las hazañas, las anécdotas y también, algunos podrán pensar, ciertos errores que cometieron quienes llevamos en nuestra sangre.
A través de la lectura de esta obra, tenemos el privilegio que pocos tienen de recrear en nuestra mente lo que vivieron antepasados que conocimos, que recordamos y que extrañamos. 
Y eso nos permite tenerlos todavía muy cerca.
Tenemos el privilegio de conocer y revivir a antepasados acerca de los cuales habíamos a penas oído o que no sabíamos ni siquiera que existían, pero que dejaron su huella en nuestro ser.
Gracias a esta obra, los aquí presentes, nuestros hijos y los hijos de sus hijos podremos enterarnos por ejemplo, que si no fuera porque hace más de 400 años un tal don Diego decidió tomar el apellido de su madre en lugar del de su padre, ninguno de nosotros tendría la suerte de tener el apellido Huerta … o de Huerta, en el caso de algunos.
De no ser por esa decisión de don Diego, probablemente tendríamos el apellido de Monforte, casi idéntico al tristemente célebre de Simón de Monfort, principal responsable de la matanza de los albigenses en el sur de Francia.
Gracias a esta obra, podremos enterarnos que si no fuera por el espíritu aventurero de don Diego de Huerta, quien se vino con lo puesto desde Pasarón de la Vera en España, al entonces Reino de Chile, probablemente no tendríamos el privilegio de vivir en este maravilloso país.
Podremos enterarnos que las locuras más salvajes que hagamos, no son nada en comparación con el salto desde 40 metros de altura que el mismo Diego de Huerta hizo hacia el mar, huyendo de los mapuches en el sitio que hoy se llama Salto de Huerta.
Podremos enterarnos que nuestro antepasado don Juan de Huerta fue uno de los más destacados juristas de la historia colonial de Chile, quien tuvo a su cargo con éxito los casos más complejos de su época, como por ejemplo, la investigación y posterior acusación de doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, conocida como La Quintrala.
Podremos contarle a nuestros hijos, nietos y bisnietos, con mapa en mano, que una isla en el sur de Chile, se llama Isla Huerta, porque un miembro de nuestra familia, don Ismael Huerta Lira, fue uno de los más destacados navegantes y cartógrafos de nuestra historia. 
Podremos contarle a nuestros descendientes, que estamos profundamente unidos a una ciudad llamada Victoria, que fue fundada por nuestro antepasado don Bernardo Muñoz y fue gobernada o representada en el Congreso por don Sergio Huerta, por don Manuel Huerta y por mi abuelo José Miguel Huerta.
Gracias, o por culpa de esta obra, no tendremos más remedio que reconocer a nuestras hijas que su antepasado don Manuel Huerta fue el único que se opuso en el Congreso al voto de la mujer, decisión que el libro intenta justificar con esfuerzo, pero con poco éxito, al menos respecto de mis niñas.
Gracias a obras como está, todos nosotros y nuestros descendientes podremos saber que en los momentos más difíciles de nuestra historia reciente, en que el odio y las ideologías pesaban más que la razón, un Huerta, a quien le decían Malucho y que se llamaba Ismael Huerta Díaz, dio un paso adelante y tuvo la valentía de enfrentar cara a cara a un gobierno que llevaba a Chile al abismo del comunismo, abismo del que otras naciones demoraron casi un siglo en salir.

Poder conocer todas estas historias de nuestra familia es un exquisito privilegio. 
Pero es también una responsabilidad.
Hace casi 23 años mi padre me llevó a visitar al tío Ismael Huerta al Hospital Naval. 
El tío Ismael estaba entonces ya mayor y le quedaba poco tiempo.  Yo en esa época estaba terminando mi servicio militar en la armada y llevaba mi espada y mi uniforme de Guardia Marina. 
Pese a que me había visto pocas veces, nunca voy a olvidar la emoción que manifestó el tío Ismael cuando me vio vestido con el uniforme de oficial de nuestra armada.
Nunca voy a olvidar la fuerza con que me dijo que llevar ese uniforme y llamarse José Miguel Huerta era una gran responsabilidad.
Las historias de nuestros antepasados nos obligan a estar a la altura.
No todos estamos llamados a ser hombres públicos ni a hacer grandes hazañas. 
Pero nuestra historia sí nos obliga a ser hoy y cada día ciudadanos correctos y tolerantes.
A ser hoy y cada día personas justas, leales y valientes.
Nos obliga a ser hombres y mujeres sencillos.
Nos obliga a ser generosos. 
Esa es la huella de Huerta, ese es el legado que recibimos y que debemos dejar a nuestros hijos.

Queridos tíos abuelos y tías abuelas, queridos tíos, primos, hermanas, hijos y sobrinos, querido papá, nos queda mucha historia por hacer, nos quedan muchas aventuras por contar.
Es nuestro deber que cuando nuestra descendencia, decenas o cientos de años en el futuro conozcan como fuimos, estén tan orgullosos como creo lo estamos todos nosotros de como fueron nuestros antepasados.
Como dijo Antonio Machado: hoy es siempre todavía.
Muchas gracias.

José Miguel Huerta Molina
5 de Mayo de 2018