Fundador de Victoria
lunes, 27 de diciembre de 2010
Contralmirante Luis Muñoz Artigas y los Primeros Submarinos Chilenos
En crónica anterior destacabamos que el Contralmirante Luis Muñoz Artigas participó como oficial subalterno en la tripulación de uno de los primeros submarinos chilenos.
He aquí un relato rememorando dicho capítulo de nuestra historia naval.
La odisea de los primeros submarinos chilenos
Escrito por Sub Oficial Manuel Chamorro Moreno
/ http://www.mardechile.cl
Jueves, 08 de Julio de 2010
93 Años de existencia cumplió recientemente el Arma de Submarinos de la Armada de Chile que inició sus actividades oficiales el 4 de julio de 1917, al ser izado por primera vez el Pabellón Nacional en seis unidades tipo “H” en ceremonia realizada en la Base Naval de New London Connecticut en Estados Unidos.
Durante su viaje inaugural rumbo a nuestro país, sus tripulaciones debieron soportar un huracán desencadenado, furioso, magnífico y asolador frente al Cabo Hatteras, que por 24 horas, castigó sin misericordia a los seis submarinos, al crucero “Chacabuco” (buque insignia de la flotilla) y al transporte “Angamos” integrante de la expedición.
El embravecido mar barría las cubiertas de los buques y en el crucero “Chacabuco”, el agua se filtraba como un torrente y caía como cascada en los departamentos de proa mientras en sus cámaras y entrepuentes eran arrastrados libros, cajones, cristalería y loza destruida. En tanto, el personal de todos los buques se aferraba a dos manos sobre las barandas para no perder el equilibrio.
En los submarinos el furioso huracán puso a prueba la resistencia del material, el coraje y la preparación del personal que resistió estoicamente los bravíos embates de un mar enloquecido, saliendo airosos de tan dura experiencia. La agrupación entró por fin en Charleston en correcta formación. Desde este puerto, los buques partieron a la Habana, donde un inmenso gentío acudió a los muelles para presenciar la llegada de los Submarinos chilenos. Luego, siguieron a Jamaica y desde ahí a Chile. La flotilla arribó por fin a Valparaíso, el 20 de julio de 1918, recibiendo homenajes y festejos en honor de los marinos que traían por primera vez a Chile este tipo de naves.
lunes, 20 de diciembre de 2010
CONTRALMIRANTE LUIS MUÑOZ ARTIGAS - JEFE DE APOSTADERO NAVAL VALPARAÍSO EN 1932
DON JUAN OYARZUN GONZALEZ.
COMODORO DE LA CIA.
SUDAMERICANA DE VAPORES.
Del Libro: "Apuntes históricos de Curaco de Vélez".
Por: Carlos Oyarzún Cárdenas.
Sin embargo la hoja de Servicios de don Juan Oyarzún González, señala que de Agosto de 1926 hasta el 1 de Abril 1932, actuó como Practico de Bahía de Valparaíso y Comodoro de la Sudamericana de Vapores por D. S. Nº 662 del 17 de Mayo de 1932. Fallece repentinamente en Valparaíso ese mismo año a los 55 años de edad. El Mercurio de Valparaíso, destaca su carrera y figura como "componente de un núcleo de capitanes y oficiales con gran prestigio y que siempre fue un buen marino y un perfecto caballero."
El mismo diario da cuenta al día siguiente de su funeral: "que el capitán Oyarzún fue querido de cuantos hubieron ocasión de conocerlo, pudiéndose decir de él que era un hombre en toda la acepción de la palabra.". Luego anuncia que sus funerales se efectuaron en la Iglesia Los Sagrados Corazones y fue presidido por sus familiares, esposa he hijos, mas el Jefe del Apostadero Naval de Valparaíso, Contra-Almirante don Luís Muñoz Artigas.
COMODORO DE LA CIA.
SUDAMERICANA DE VAPORES.
Del Libro: "Apuntes históricos de Curaco de Vélez".
Por: Carlos Oyarzún Cárdenas.
Sin embargo la hoja de Servicios de don Juan Oyarzún González, señala que de Agosto de 1926 hasta el 1 de Abril 1932, actuó como Practico de Bahía de Valparaíso y Comodoro de la Sudamericana de Vapores por D. S. Nº 662 del 17 de Mayo de 1932. Fallece repentinamente en Valparaíso ese mismo año a los 55 años de edad. El Mercurio de Valparaíso, destaca su carrera y figura como "componente de un núcleo de capitanes y oficiales con gran prestigio y que siempre fue un buen marino y un perfecto caballero."
El mismo diario da cuenta al día siguiente de su funeral: "que el capitán Oyarzún fue querido de cuantos hubieron ocasión de conocerlo, pudiéndose decir de él que era un hombre en toda la acepción de la palabra.". Luego anuncia que sus funerales se efectuaron en la Iglesia Los Sagrados Corazones y fue presidido por sus familiares, esposa he hijos, mas el Jefe del Apostadero Naval de Valparaíso, Contra-Almirante don Luís Muñoz Artigas.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Fundación -Versión Oficial de la I. Municipalidad de Victoria
Reseña Historica
FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE VICTORIA
Bajo la Presidencia del mandatario Anibal Pinto Garmendia y su Ministro del Interior, Manuel Recabarren, se funda Victoria por orden del General Gregorio Urrutia, haciéndola efectiva el Sargento Mayor de las Guardias Nacionales Bernardo Muñoz Vargas, el 28 de Marzo 1881 . Su nombre conmemora el triunfo definitivo de Chile, contra Perú y Bolivia en la Guerra del Pacífico
LA CIUDAD
El Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas y su gente, debieron luchar contra el pueblo mapuche levantando empalizadas que protegieran el naciente fuerte y las viviendas de los soldados.
Más tarde serían los colonos provenientes de la vieja Europa, los que luchando con la selva bravía, abrieron el surco, para hacer producir la tierra.
Fue tarea de sus primeras autoridades, abrir y trazar sus calles, bautizando éstas con los nombres de personajes y hechos del conflicto bélico recientemente finalizado. Así Muñoz Vargas delineó la ciudad, que fue poblándose con nacionales y colonos Suizos, Alemanes y Franceses preferentemente.
Fuente: http://municipalidadvictoria.blogspot.com
Versión de la Fundación - Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad de Chile
Inmersa en ese plan de construcción de fortificaciones fue que surgieron Victoria y muchos otros pueblos del sector. Efectivamente, ésa fue la orden cuando en 1880 el coronel Gregorio Urrutia se hizo cargo del Ejército Interventor, y comenzó a avanzar por el río Cautín. En medio del viaje, envió una expedición de reconocimiento al mando del teniente coronel Alejandro Larenas, con la orden de internarse en el río Traiguén. Éste, a su vez, delegó la orden de emplazar un fuerte en un sitio estratégico en la expedición adelantada al mando del sargento mayor Bernardo Muñoz Vargas. El 28 de marzo de 1881, se eligió el lugar, originando el Fuerte de Victoria.
Fundador de Victoria - La Versión de su Alcalde
Hugo Monsalves
Alcalde Comuna
Victoria
Descripción: Se ubica a 64 kms al norte de Temuco, cuenta con una poblacion de 43.501 hab. El sector se encuentra regado por los ríos: Malleco, Dumo, Traiguén, Tricauco, Quino, Quillén y Cautín, los cuales realizan un valioso aporte a las actividades productivas y recreativas.
Los turistas que quieran conocer la variada flora y fauna de la región pueden encontrar en Victoria un sitio preferencial. El clima es templado con influencia mediterránea siendo, por tanto, una zona de transición donde se observa vegetación de gran vigor como son los bosques antiguos de Nothofagus ( roble), Laurelia sempervirens (laurel); pero a la vez, se encuentra vegetación propia de climas más secos, denotándose la mediterraneidad del sector.
Dentro de la fauna destacan: la liebre europea, conejo, el culpeo ( canino), huillín, león o puma, el gato montés, y el pudú o venado, entre otros. Además, la avifauna resalta por su belleza.
Victoria tiene como origen el fuerte del mismo nombre establecido hacia comienzos de abril de 1881, con el título de "La Victoria" ( en alusión a la que se acababa de alcanzar en la campaña de Lima), por una expedición bajo el mando del coronel Gregorio Urrutia. Este fuerte militar se comenzó a construir bajo las órdenes de su fundador, Bernardo Muñoz Vargas.
Otro hito importante lo marca la construcción del ferrocarril desde Renaico, en el año 1883. En tanto, el 26 de octubre de 1890 es una fecha inolvidable para los habitantes de la comuna, pues este es el día que entró el primer tren a Victoria, hecho que evidenció gran actividad comercial a la zona.
Sus principales atractivos son:
Casa de Máquinas de Ferrocarriles,
El Museo Patricio Pantoja,
La Casa Patronal Fundo Rucamilla,
La Estación Quino.
Los fuertes de Victoria, y Quino. A lo que se suma el gran atractivo de la capilla de Selva Oscura.
Última actualización el Jueves, 27 de Mayo de 2010
FUNDADOR DE VICTORIA-EJÉRCITO FIJA POSICIÓN
CONTRARIAMENTE A LA PERMANENTE INTENCIÓN DEL DUEÑO DEL DIARIO "LAS NOTICIAS" DE VICTORIA, DON TRÁNSITO BUSTAMANTE, QUIEN HA INTENTADO PORFIADAMENTE INVOLUCRAR AL EJÉRCITO DE CHILE EN SU ABSURDA TEORÍA RESPECTO AL FUNDADOR DE LA CIUDAD DE VICTORIA. EL COMANDANTE DEL REGIMIENTO DE NUESTRA CIUDAD, CORONEL RODRIGO DARRIGRANDI ALBALA, DEJA CLARAMENTE ESTABLECIDO QUE NO ES A LA INSTITUCIÓN CASTRENSE A QUIEN LE CORRESPONDE ESTABLECER FUNDADORES DE DETERMINADAS CIUDADES Y SIMULTÁNEAMENTE RECONOCE LOS MÉRITOS DEL COMANDANTE BERNARDO MUÑOZ VARGAS EN LA FUNDACIÓN Y DESARROLLO DE VICTORIA.
PINCHAR IMAGEN PARA AGRANDAR
martes, 9 de noviembre de 2010
Comentario a artículo de Raúl Olmedo
Es más, el entonces Coronel y, a la postre, General Urrutia, jamás residió en Victoria (Así lo reconoce el propio ejército). Jamás pasó por Victoria. ¿Cómo pudo fundar algo que no conoció? De hecho, a la fecha de la fundación (28 de Marzo de 1881) se encontraba de marcha hacia Temuco para sofocar "rebeliones" indígenas. Dicho sea de paso, dicha incursión, al mando de Urrutia, culminó con lo que se ha llamado "La matanza del Ñielol", donde se masacró a más de 100 mapuches.
GUERRA DE FRONTERA Y MUNDO MILITAR - UNO
RAÚL OLMEDO DROGUETT -Historiador Militar
Resultan en verdad cautivantes, tanto el personaje como la historia de vida que encontramos en Bernardo Muñoz Vargas.
La ciudad de Victoria lo reconoce y lo honra como su fundador, en 1881. Pero a nuestro juicio ese acto fundacional (del Fuerte Victoria, luego ciudad) constituye un episodio menor en su fecunda existencia.
El verdadero aporte de Bernardo Muñoz a Victoria se produjo a continuación y podemos decir que como consecuencia de esa fundación. Y lo aplicó liderando una maciza administración, que fue dotando al villorrio inicial de servicios públicos, de un trazado coherente que le permitió desarrollarse como ciudad, de edificios municipales y fiscales, de seguridad y hasta de medios de vida, al procurarle financiamiento aplicado en directa ayuda de pequeños empresarios emergentes. Vale decir, de las PYMES de esa época. No fue menor, y poco se menciona, su accionar como gestor de radicación, convenciendo con su grato carácter y personalidad carismática, a pequeños industriales, comerciantes y agricultores para que se avecindaran allí, y apostaran por el futuro éxito de la entonces pequeña localidad.
Soñar, primero, y luego planificar racionalmente para ir consolidando, paso a paso, todos aquellos logros en beneficio de la comunidad, es el resumen de la labor que imaginó y triunfó en plasmar, con enorme sacrificio, el “comandante” Muñoz.
Y luego, en calidad de simple vecino - al abandonar los cargos públicos en 1884 - continuó aportando a Victoria, durante muchos años, su esfuerzo de empresario y realizador, constituyéndose en el ejemplo de empuje creador, el pilar de la comunidad cuya imagen ha llegado hasta nosotros.
Es muy curioso que se alcen hoy - recién hoy - detractores de su condición de fundador. A meses de cumplirse 130 años de la fundación de Victoria, hay quienes sostienen que ese honor no le corresponde a Bernardo Muñoz V., puesto que sólo habría cumplido órdenes, en tal sentido, de su jefe, el entonces coronel Gregorio Urrutia V.
Aplicando similar criterio, tendríamos que decir que la responsabilidad última - y el honor consiguiente - debiera remitirse al Presidente de la República de entonces, don Aníbal Pinto Garmendia. El, y su Ministro de Guerra y Marina, idearon y cursaron las órdenes que se encontraba ejecutando Urrutia en la Frontera Araucana, en 1881, como parte de la neutralización del último alzamiento del pueblo mapuche en nuestra historia. Las instrucciones entregadas al coronel Urrutia, como sabemos, fueron precisas en cuanto a la estrategia general a aplicar en su campaña, así como su objetivo de “pacificación“, pero discrecionales en la táctica y procedimientos menores. Lo objetivo es que la fundación de fuertes en sitios aparentes y de conveniencia estratégica, para controlar militarmente la zona, destaca - parece innecesario decirlo - claramente dentro de la planificación gubernamental e instrucciones presidenciales a Urrutia.
Este, por su parte, utilizó el mismo criterio en las órdenes que impartió a sus subordinados. En el caso de Bernardo Muñoz, y otros jefes, fueron, en consecuencia, precisas en el movimiento militar general a ejecutar, y discrecionales sobre la forma y el tiempo oportuno de proceder. Es obvio, además, y de sentido común, que resultaba militarmente inevitable hacerlo así. Numerosas partidas de mapuches en armas amenazaban en esos momentos la vida de civiles y uniformados en la Frontera, y las fuerzas militares debían proceder con extrema cautela, acomodando su accionar a la contingencia diaria.
Muñoz, con el grado de sargento mayor de caballería a la sazón, y al mando de las fuerzas montadas que integraban la columna Ruminot, exploró el terreno, tomó - en un turno - el control militar del mismo en calidad de jefe, escogió y decidió el lugar - un vado conveniente sobre el Traiguén - y fundó el 28 de marzo de 1881 aquel fuerte destinado en breve plazo a ser villorrio, luego pueblo y mas tarde la ciudad de Victoria.
Así lo ha reconocido la historia, y - lo que es mas importante - la propia comunidad victoriense, que lo ha honrado erigiendo su busto en la plaza principal. Lo que aclara, para mi gusto, absolutamente la cuestión.
El caso es que esa Guerra de Frontera, y la participación que en ella cupo al Mundo Militar, conforman una serie de episodios notables de nuestra historia, que en parte se mantienen obscuros por carencia de datos.
Las brillantes páginas de la Guerra de Arauco que conocemos a partir de los primeros choques de las fuerzas de Pedro de Valdivia con el mundo mapuche, y los numerosos, sangrientos episodios que jalonaron ese conflicto durante la Colonia, pasan a hacerse arcanos y confusos durante nuestra historia como república. O al menos, a partir del momento en que el gobierno de Prieto (1831-41) y los de los mandatarios que le sucedieron, se vieron confrontados con esa guerra latente que desgastaba y corroía los escasos recursos de la joven república. Mismos que, opacados por nuestras dos guerras exteriores del período y las dos convulsionantes, cruentas revoluciones de 1851 y 1859, recibieron escasa atención de la prensa e historiadores.
Varias generaciones de militares vivieron y entregaron sus vidas en esa misión interminable, premunidos de un armamento siempre arcaico en relación a los medios bélicos europeos y norteamericanos de la época, contando con medios de vida escasos, sueldos risibles, y aún así, formando con su entrega total una escuela rigurosa, altamente disciplinada, a cuyos miembros recurrió Chile en sus grandes compromisos de 1836-39 y 1879-84.
En líneas gruesas, tres son los momentos, o capítulos de esa presencia militar en la Frontera Araucana - durante la república - que nos interesa examinar. Contando para ello, esperamos, con la paciencia de los lectores de este blog.
* El primero de ellos se refiere a los años duros, de gestación de esa sacrificada y dura escuela, que corren entre 1841 y 1871, fecha esta última del gran alzamiento mapuche que fue la antesala de aquel de 1880-81, gatillante a su turno de la campaña final de “pacificación“.
* El segundo, a la demostración militar de lo exitoso de su experiencia en cuanto a escuela de vida, mediante un triunfo memorable contra la Alianza Perú Boliviana en la llamada hoy “Guerra del Pacífico”, así como en el adecuado resguardo de la línea de Frontera Araucana durante ese conflicto.
* Y el tercero, a las distintas opciones que esos victoriosos militares tomaron en la crisis de 1891, así como del triste, lamentable destino de una gran parte de ellos durante la Guerra Civil y los años posteriores.
Contando con el beneplácito del creador de este sitio, procederé próximamente a comentar tales momentos o capítulos, mediante una monografía separada en distintas entregas.
Noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
Contralmirante Luis Muñoz Artigas
UNIFORME TIPO LEVITA DEL ALMIRANTE LUIS MUÑOZ ARTIGAS (En poder del editor)
Hijo del fundador de Victoria fue el Contralmirante de la Armada Nacional, Luis Muñoz Artigas, quien -como oficial subalterno- participó el día 4 de julio de 1917 en la ceremonia presidida por el Almirante Luis Gómez Carreño, cuando se izó el Pabellón Nacional en la primera flotilla de submarinos chilenos en Groton, Connecticut, Estados Unidos, ciudad orgullosamente autodenominada hasta hoy día como “la capital de los submarinos del mundo”, y que se ubica en el estuario del Río Thames.Incorporado Muñoz Artigas a la tripulación de los nuevos submarinos del tipo Holland, viajó a Chile con las nuevas adquisiciones.
Posteriormente, Muñoz Artigas, ya con el grado de Capitán de Navío, tuvo una destacada actuación como segundo hombre del Almirante Von Schroeders durante las negociaciones que éste tuvo en la cámara de guardiamarinas del Latorre -bahía de Coquimbo- con los suboficiales amotinados durante la sublevación de la Escuadra en 1931. (Historia de la Marina de Chile de Carlos López Urrutia, Cap. XVII), delicada y difícil tarea, considerando que los suboficiales tenían el control de todos los buques de la escuadra y otros, lo que les proporcionaba, absolutamente, un fuerte poder de negociación ante un débil gobierno de transición
"En la mañana del dia 2 de septiembre salió el almte Von Schroeders en avión en compañía del Capitán de Navío Luis Muñoz Artigas y su ayudante, teniente 1º Rogelio Huidobro Santander, hacia Coquimbo. ........", narra el sitio web www.batallas.org
“En la mañana del 2, el almirante don Edgardo von Schroeders y el capitán de navío don Luis Muñoz Artigas se trasladaron, por avión, a Coquimbo, con amplias atribuciones.” (Recuerdos de un Soldado-Carlos Sáez Morales)
“Por eso se decidió pedirle este esfuerzo y entregar su responsabilidad al Almirante don Edgardo von Schroeders, quien acompañado del Capitán de Navio don Luis Muñoz Artigas y del Teniente 1.° don Rogelio Huidobro”
(Un episodio olvidado de la historia nacional: - Página 54- Leonardo Guzmán Cortés)
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Muñoz Vargas y la Ocupación de Villarrica; Diciembre – Enero (1881-1882)
Diciembre – Enero (1881-1882), las tropas de Basilio Urrutia, llegan a las antiguas ruinas de la ciudad española de Villarrica, destruida en 1602, refundando la ciudad con el mismo nombre, el toqui Panchulef, acepta la ocupación en el parlamento de Putue. Lo apoyan en esta ocupación los Carabineros de Angol, al mando Bernardo Muñoz Vargas
Así, la actuación militar de Bernardo Muñoz Vargas no comienza ni termina con la fundación de Victoria. El año siguiente, 1882, tiene activa participación en la ocupación de Villarrica, evento que es interesante recordar:
La expedición había partido desde Angol, la antigua Encol araucana y constaba de 800 hombres. Ocupados en distintas misiones, sólo arribaron a Villarrica 300 Infantes del Batallón Angol, al mando del coronel don Alejandro Larenas y 70 Carabineros de Angol, comandados por el Mayor Bernardo Muñoz Vargas, llegaron también a Villarrica 25 artilleros con 2 piezas de montaña (6,5 mm.), más una ametralladora, arma temible en su época.
La finalidad era ocupar Villarrica íntegra, convenciendo a los jefes indígenas de la conveniencia de esta acción en Parlamento previamente convenido.
No fue fácil el Parlamento de Villarrica, celebrado a partir de la madrugada del 31 de Diciembre de 1882. La Pampa de Putué se cubrió con mas de 300 mocetones mapuches, bien montados y armados, entre los cuales destacaban los caciques Penchulef de Putué, Aquinancu y el poderoso Epulef, señor de Villarrica, quien demostró notoria agresividad.
El oficial al mando debió hacer gala de toda su amabilidad diplomática, en este caso, respaldada por mas de 300 Comblain de 9 mm. y las aludidas piezas de artillería , de tal manera que logró convencer a los indígenas que el “Señor Gobierno”, solamente perseguía el bienestar del pueblo Araucano. Muñoz Vargas fue testigo presencial de esta acción en su desarrollo global, de manera que transmitió los curiosos detalles de este acontecimiento mediante la tradición oral a su familia y a su descendencia
VICTORIA; ANIVERSARIO 2010
fuente www.intercomuna.cl
29 marzo 2010 | Publicado por editor en Actualidad
Por Manuel Burgos, periodista
DESFILE
La jornada concluyó con el desfile con la participación de la unidad castrense, a cargo del Jefe de las Fuerzas, teniente Pablo Becerra, del Grupo de Formación de Carabineros de Temuco, a cargo del teniente, Carlos Muñoz Martínez , delegaciones de establecimientos educacionales, grupos folclóricos , bomberos, club de Huasos y otras entidades sociales de la comunidad, ocasión en que también se rindió un minuto de silencio por las víctima del terremoto, las autoridades depositaron una ofrenda floral ante Bernardo Muñoz Vargas , entonándose los Himnos Nacional y de Victoria.
Los festejos culminaron con un Vino de Honor en el Instituto de Previsión Social (IPS).
DOCUMENTO DEL GOBIERNO DE CHILE, MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS, DIRECCIÓN DE PLANEAMIENTO
ANALISIS DE DEMANDA Y CATASTRO VIAL RUTA INTERLAGOS. IX Y X REGIONES
VER CAP 2 PÁGINA 22
Por otra parte, la ciudad de Victoria tiene como origen el fuerte del mismo nombre
establecido hacia comienzos de abril de 1881, con el título de "La Victoria" ( en
alusión a la que se acababa de alcanzar en la campaña de Lima), por una
expedición bajo el mando del coronel Gregorio Urrutia. Este fuerte militar se
comenzó a construir bajo las órdenes de su fundador, Bernardo Muñoz Vargas.
VER CAP 2 PÁGINA 22
Por otra parte, la ciudad de Victoria tiene como origen el fuerte del mismo nombre
establecido hacia comienzos de abril de 1881, con el título de "La Victoria" ( en
alusión a la que se acababa de alcanzar en la campaña de Lima), por una
expedición bajo el mando del coronel Gregorio Urrutia. Este fuerte militar se
comenzó a construir bajo las órdenes de su fundador, Bernardo Muñoz Vargas.
Apuntes Históricos www.batallas.org
Enero de 1880
El Ejército de la Frontera, eran fuerzas, que tenían la misión de mantener en paz la Frontera. Estaban formadas por unidades de la Guardia Nacional y se componían de las siguientes unidades:
Batallón Cívico de Angol, y 5 unidades más, con una dotación total de 1.500 plazas, al mando del teniente coronel Hipólito Beauchemin.
28 de Mayo de 1880 (Decreto de Organización)
En esta fecha se Decreta lo siguiente:
Santiago, Mayo 28 de 1880.
Con lo expuesto en la nota que antecede, apruébase el siguiente Decreto expedido con fecha 17 del corriente por el Comandante en Jefe del Ejército de la Frontera:
Organízase un Escuadrón de Caballería Cívico Movilizado que se denominará
"Carabineros de Angol", el cual tendrá¡ igual número de Jefes, oficiales e individuos de tropa que el de "Carabineros de la Frontera", que es el siguiente: Plana Mayor: 1 teniente coronel Comandante, 1 sargento mayor, 1 capitán ayudante, 1 sargento 1º, 1 sargento 2º, 2 cornetas y 2 mariscales.
Cada Compañía constará de 1 capitán, 1 teniente, 3 alféreces, 1 sargento 1º, 6 sargentos 2º, 6 cabos 1º, 6 cabos 2º, 5 cornetas y 96 soldados.
Para los efectos de este Decreto, nómbrase Comandante del referido Escuadrón, sin perjuicio del desempeño de sus funciones como primer ayudante del Estado Mayor General de este Ejército, al sargento mayor don Manuel Modesto Ruminot, a quien se recomienda la más pronta organización de dicho cuerpo, para que desde luego comience a prestar los servicios a que está llamado. Anótese y comuníquese Tómese razón y comuníquese.
José Antonio Gandarillas.
10 de Junio de 1880 (Decreto Aumento de Dotación)
En esta fecha se Decreta lo siguiente:
Santiago, Junio 10 de 1880.
Agrégase 1 alférez abanderado a la dotación de la Plana Mayor del Escuadrón Cívico Movilizado Carabineros de Angol.
Tómese razón y comuníquese.
José Antonio Gandarillas.
Octubre de 1880
Con motivo de la marcha al Norte de las unidades de Línea y de gran parte de las movilizadas por el Ejército del Centro, se organizó en el Sur el Ejército del Sur, destinado a mantener protegidas las líneas de la Frontera contra las incursiones periódicas de los mapuches. Este Ejército tuvo su sede en Angol y su fuerza contaba de 5 unidades, entre ellas el Batallón Cívico Movilizado Angol.
El Ejército de la Frontera, declarado en campaña a consecuencia de las incursiones de los indios, azuzados por algunos caciques indómitos y por comerciantes inescrupulosos que aprovechaban la revuelta para realizar ganancias usurarias, realizó una labor pesada e intensa y tan útil como la del Ejército de Operaciones.
Orden de Batalla
Comandante en Jefe: Varios distinguidos Jefes desempeñaron el Comando Superior de la Frontera, en especial, antes de la Toma de Lima, el coronel don Cornelio Saavedra; y después el coronel don Gregorio Urrutia.
Ayudantes de Campo: Sargento mayor don Felipe UrÃzar Garfias; tenientes don Ismael Guzmán y don Enrique Muñoz Godoy.
Jefe de Estado Mayor General: Teniente coronel don Manuel M. Ruminot.
Ayudantes: Sargento mayor don Manuel Romero H.; capitanes señores José Santos Lavín, Manuel Larraín, Juan N. Ossa; tenientes señores Jacinto Muñoz, Roberto Urízar C., Juan Alberto Arce C. y Luis Sarratea.
Formaba la plana mayor del Escuadrón "Carabineros de Angol":
Comandante, teniente coronel, don Emilio Donoso.
2º Comandante, Sargento mayor, don Bernardo Muñoz Vargas. Capitán ayudante, don Darío Espinosa.
Porta Estandarte, don Amador Marín.
Capitán, don Domingo A. Rodríguez J.
Teniente, Enrique Riveros M.
Teniente, Eladio Sepúlveda.
Alférez, Alberto Barros O.
Alférez, Nemecio Sánchez.
Alférez, Joel Caravantes.
Alférez, Samuel Vargas.
A esta fecha, el Escuadrón "Carabineros de Angol" suma 180 efectivos en sus filas.
En total, el Ejército de la Alta y Baja Frontera suma 2.562 plazas.
Diciembre de 1880
El Escuadrón Movilizado "Angol" forma a esta fecha parte del Ejército de la Línea de Frontera, con 232 plazas.
A fines de 1880, cuando se preveía el alzamiento mapuche que estalló al año siguiente, las fuerzas cívicas se reforzaron con dos unidades más. Los efectivos del Ejército del Sur alcanzaban al término de ese año a 1829 hombres.
Según informe pasado por el jefe del Estado Mayor, a esta fecha, el Escuadrón "Angol" ha recibido armamento, municiones, correajes y vestuario, como también caballos, pero no cornetas ni monturas, lo que hace notable falta, porque si es verdad que la mayor parte de este cuerpo puede prestar servicios a caballo, también es cierto que lo hacen en monturas de su propiedad, que son malasias, pero la necesidad obliga a usarlas. Veintiseis caballos le faltan a este Escuadrón, de los cuales la mayor parte se han muerto a causa del rigor del invierno y por ser viejos sería muy conveniente reemplazarlos pronto.
Año 1881
A base de estas fuerzas se organizó la Expedición Recabarren, compuesta de cuatro unidades, entre ellas el Escuadrón "Angol" con 220 hombres.
Comandó las fuerzas en esa época el teniente coronel Evaristo Marín y sirvió como jefe de Estado Mayor el teniente coronel Manuel Ruminot, con sus ayudantes: sargento mayor Higinio José Nieto y el capitán Juan Nicolás Ossa.
Comandante del Escuadrón "Angol" fue el teniente coronel Alejandro Larenas.
El Ejército de la Frontera, después del alzamiento de Abril 1881, fue comandado por el coronel Gregorio Urrutia y sus fuerzas de 2000 hombres, más o menos, fueron las encargadas de dar término a la pacificación. (Nota del Editor del Blog: Culmina con la Matanza del Cerro Ñielol en Temuco el 27 de Abril de 1881)
29 de Diciembre de 1882
La dotación del Escuadrón "Carabineros de Angol" quedó en, 13 jefes y oficiales; 223 suboficiales, clases y soldados. Total: 236 plazas.
NOTA: El sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas que se cita en la plana mayor del "Carabineros de Angol" fué en esa función, el fundador de Victoria en 1881, y así se le recuerda con un busto fundido en bronce en la plaza de armas de esa ciudad
1885; Bernardo Muñoz Vargas en Ercilla
La llegada de colonos suizos a la comuna de Ercilla desde la mirada de sus descendientes (1)
por Freddy Sánchez Ibarra
Artículo publicado en esta revista(Crítica.cl) el 26/07/2010
“¿Aquí a Ercilla? Mi familia llegó aquí, porque mi abuelo era… era colono, o sea que yo, soy nieta directa de colonos… de colonos suizos. Los padres de mis padres eran… llegaron niños aquí a Chile y los padres de mi madre también, pero los padres de mi padre se quedaron aquí en Ercilla y los de mi madre en Quecherehue.” (2)
“En países como el nuestro es de todo punto indispensable la activa cooperación del elemento extranjero; poderosa entidad que, al procurar enriquecerse, enriquece al país donde se asila, que puebla los desiertos y forma Estados, que aunque con el modesto nombre de colonias, asombran por su industria, por su comercio y por su bienestar, hasta a sus mismas metrópolis”.(3)
“En el año 1885, el 6 de febrero se reunieron en la orilla del río Huequén el Señor Ministro de Colonización, Señor Carlos Arellano; Don Enrique Devaud, el Señor Jefe de Batallón Don Antonio León, el Señor Director de Estación de Agronomía de la Sociedad Nacional de Agricultura Don Pablo Lemantayer; el Subdirector de Colonización de Victoria Don Bernardo Muñoz Vargas, el Jefe de Servicios Sanitarios de las mismas Colonias Don Camilo Sepúlveda; el Señor Capitán de Cazadores de a caballo Don Miguel Sagas Ríos y el Señor Administrador de la Colonia Huequén, Don Guillermo Zelado Esbers”.
Habiendo reconocido la necesidad de fundar un Centro de población que permita a las Colonias desarrollarse, el Señor Ministro ha resuelto que la ciudad que va a fundar el General Don Gregorio Urrutia tenga el nombre de Ercilla en recuerdo del Capitán Don Alonso de Ercilla y Zúñiga quién en la época de la conquista recorrió esos campos y le ilustró con su célebre poema épico.
En virtud de esto, el presente acto fue celebrado y firmado por las personas antes mencionadas acordándose además que las calles del pueblo recién fundado llevaran el nombre de famosos jefes indígenas tales como: Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia y Guacolda.”(
por Freddy Sánchez Ibarra
Artículo publicado en esta revista(Crítica.cl) el 26/07/2010
“¿Aquí a Ercilla? Mi familia llegó aquí, porque mi abuelo era… era colono, o sea que yo, soy nieta directa de colonos… de colonos suizos. Los padres de mis padres eran… llegaron niños aquí a Chile y los padres de mi madre también, pero los padres de mi padre se quedaron aquí en Ercilla y los de mi madre en Quecherehue.” (2)
“En países como el nuestro es de todo punto indispensable la activa cooperación del elemento extranjero; poderosa entidad que, al procurar enriquecerse, enriquece al país donde se asila, que puebla los desiertos y forma Estados, que aunque con el modesto nombre de colonias, asombran por su industria, por su comercio y por su bienestar, hasta a sus mismas metrópolis”.(3)
“En el año 1885, el 6 de febrero se reunieron en la orilla del río Huequén el Señor Ministro de Colonización, Señor Carlos Arellano; Don Enrique Devaud, el Señor Jefe de Batallón Don Antonio León, el Señor Director de Estación de Agronomía de la Sociedad Nacional de Agricultura Don Pablo Lemantayer; el Subdirector de Colonización de Victoria Don Bernardo Muñoz Vargas, el Jefe de Servicios Sanitarios de las mismas Colonias Don Camilo Sepúlveda; el Señor Capitán de Cazadores de a caballo Don Miguel Sagas Ríos y el Señor Administrador de la Colonia Huequén, Don Guillermo Zelado Esbers”.
Habiendo reconocido la necesidad de fundar un Centro de población que permita a las Colonias desarrollarse, el Señor Ministro ha resuelto que la ciudad que va a fundar el General Don Gregorio Urrutia tenga el nombre de Ercilla en recuerdo del Capitán Don Alonso de Ercilla y Zúñiga quién en la época de la conquista recorrió esos campos y le ilustró con su célebre poema épico.
En virtud de esto, el presente acto fue celebrado y firmado por las personas antes mencionadas acordándose además que las calles del pueblo recién fundado llevaran el nombre de famosos jefes indígenas tales como: Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia y Guacolda.”(
miércoles, 27 de octubre de 2010
Carta al Comandante de Regimiento de Victoria
Osorno, 30 de Septiembre de 2010
Señor Coronel
Rodrigo Darrigrandi Albala
Comandante Regimiento Logístico Nº 3
Victoria
Estimado Señor Coronel:
Me permito molestar su atención con el fin de plantearle mi inquietud respecto a la campaña que desarrolla desde hace algunos años el Director del Diario Las Noticias de Victoria, Sr. Tránsito Bustamante Molina, en el sentido de modificar lo que los victorienses saben y asumen desde hace más de un siglo; que su Fundador es el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas.
A este respecto, el Sr. Bustamante se ha empeñado en intentar demostrar que el fundador de la ciudad sería el General Gregorio Urrutia.
(Remarco que nadie discute que la fundación del Fuerte Victoria fue el 28 de Marzo de 1881)
Sobre el particular, me permito adjuntar a usted copia de documento oficial del Ejército de Chile – remitido a mi persona - en el cual queda de manifiesto que la teoría del Sr. Bustamante no tiene validez alguna.
Así es como a continuación copio textuales algunos párrafos de dicho documento oficial:
1.- “…el Jefe Civil y Militar al 28 de Marzo de 1881 (día de la fundación) era el GDD Basilio Urrutia Vásquez.” (No Gregorio Urrutia)
2.- “A partir de 28 e Marzo de 1881 y años sucesivos el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas permanecerá en el fuerte Victoria en calidad de Comandante de la Plaza…”
3.- “A su vez, está comprobado que el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas permaneció en Victoria, desde el 28 de Marzo de 1881 hasta Mayo de 1884, a cargo del fuerte Victoria. En todo ese tiempo se dedicó a organizar y dirigir las actividades del fuerte Victoria, siendo su principal impulsor y receptor de inquietudes y necesidades de esa naciente comunidad”
A mayor abundamiento, digamos que el General Urrutia, a la fecha de la fundación no se encontraba en Victoria e iba camino a Temuco para sofocar rebeliones indígenas en el sector de Ñielol.
Lo paradójico de esta polémica es que el propio Sr. Tránsito Bustamante, en su libro titulado “Victoria. Eje Central de Malleco en la Araucanía. Crónicas de más de un Siglo”, editado el año 2000, deja plasmado en sus páginas el relato de la fundación, adjudicándole inapelablemente este hecho al Sargento Mayor Muñoz Vargas.
Es así como relata en su página 86: “Su fundación se debe a la expedición colonizadora a la Araucanía del Ejército Chileno dispuesta por el Presidente Aníbal Pinto Garmendia y ordenada por el Coronel Gregorio Urrutia y realizada por el Sargento Mayor de las Guardias Nacionales, Bernardo Muñoz Vargas”.
Agrega en su página 87: “Muñoz Vargas organiza la naciente comunidad, distribuye los solares, gobierna en su Alcaldía, las obras iniciales son todas de su autoría…” y sigue así: “Muñoz Vargas fue el primer regionalista que le da identidad a Victoria”.
Más adelante, en la página 90, el profesor Bustamante es aún más taxativo cuando agrega: “Él es Bernardo Muñoz Vargas, quien realiza una tarea titánica e histórica. Él fue quien hizo desmontar la selva virgen; trazó el plano de la futura ciudad, abrió las calles, construyó un gran puente sobre el Río Traiguén, recibió a los colonos, primero a los chilenos que habían sido militares, posteriormente a los nacionales y a los inmigrantes europeos.
Bernardo Muñoz Vargas es el organizador de la gran empresa. Emplaza a Victoria en plena selva…”
Es obvio que los párrafos anteriores son claramente contradictorios con la teoría que el propio autor de ellos mantiene en la actualidad. (Adjunto copias de las hojas mencionadas)
Señor Coronel. Tengo en mi poder numerosos otros textos que avalan indiscutiblemente al Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas como fundador de esa ciudad y, por tanto, quedo gustosamente a su disposición para viajar a Victoria si usted tiene a bien mantener una reunión personal con el suscrito.
Lo Saluda muy atentamente
MIGUEL HUERTA MARÍN
(Bisnieto del Fundador de Victoria, Bernardo Muñoz Vargas)
Señor Coronel
Rodrigo Darrigrandi Albala
Comandante Regimiento Logístico Nº 3
Victoria
Estimado Señor Coronel:
Me permito molestar su atención con el fin de plantearle mi inquietud respecto a la campaña que desarrolla desde hace algunos años el Director del Diario Las Noticias de Victoria, Sr. Tránsito Bustamante Molina, en el sentido de modificar lo que los victorienses saben y asumen desde hace más de un siglo; que su Fundador es el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas.
A este respecto, el Sr. Bustamante se ha empeñado en intentar demostrar que el fundador de la ciudad sería el General Gregorio Urrutia.
(Remarco que nadie discute que la fundación del Fuerte Victoria fue el 28 de Marzo de 1881)
Sobre el particular, me permito adjuntar a usted copia de documento oficial del Ejército de Chile – remitido a mi persona - en el cual queda de manifiesto que la teoría del Sr. Bustamante no tiene validez alguna.
Así es como a continuación copio textuales algunos párrafos de dicho documento oficial:
1.- “…el Jefe Civil y Militar al 28 de Marzo de 1881 (día de la fundación) era el GDD Basilio Urrutia Vásquez.” (No Gregorio Urrutia)
2.- “A partir de 28 e Marzo de 1881 y años sucesivos el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas permanecerá en el fuerte Victoria en calidad de Comandante de la Plaza…”
3.- “A su vez, está comprobado que el Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas permaneció en Victoria, desde el 28 de Marzo de 1881 hasta Mayo de 1884, a cargo del fuerte Victoria. En todo ese tiempo se dedicó a organizar y dirigir las actividades del fuerte Victoria, siendo su principal impulsor y receptor de inquietudes y necesidades de esa naciente comunidad”
A mayor abundamiento, digamos que el General Urrutia, a la fecha de la fundación no se encontraba en Victoria e iba camino a Temuco para sofocar rebeliones indígenas en el sector de Ñielol.
Lo paradójico de esta polémica es que el propio Sr. Tránsito Bustamante, en su libro titulado “Victoria. Eje Central de Malleco en la Araucanía. Crónicas de más de un Siglo”, editado el año 2000, deja plasmado en sus páginas el relato de la fundación, adjudicándole inapelablemente este hecho al Sargento Mayor Muñoz Vargas.
Es así como relata en su página 86: “Su fundación se debe a la expedición colonizadora a la Araucanía del Ejército Chileno dispuesta por el Presidente Aníbal Pinto Garmendia y ordenada por el Coronel Gregorio Urrutia y realizada por el Sargento Mayor de las Guardias Nacionales, Bernardo Muñoz Vargas”.
Agrega en su página 87: “Muñoz Vargas organiza la naciente comunidad, distribuye los solares, gobierna en su Alcaldía, las obras iniciales son todas de su autoría…” y sigue así: “Muñoz Vargas fue el primer regionalista que le da identidad a Victoria”.
Más adelante, en la página 90, el profesor Bustamante es aún más taxativo cuando agrega: “Él es Bernardo Muñoz Vargas, quien realiza una tarea titánica e histórica. Él fue quien hizo desmontar la selva virgen; trazó el plano de la futura ciudad, abrió las calles, construyó un gran puente sobre el Río Traiguén, recibió a los colonos, primero a los chilenos que habían sido militares, posteriormente a los nacionales y a los inmigrantes europeos.
Bernardo Muñoz Vargas es el organizador de la gran empresa. Emplaza a Victoria en plena selva…”
Es obvio que los párrafos anteriores son claramente contradictorios con la teoría que el propio autor de ellos mantiene en la actualidad. (Adjunto copias de las hojas mencionadas)
Señor Coronel. Tengo en mi poder numerosos otros textos que avalan indiscutiblemente al Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas como fundador de esa ciudad y, por tanto, quedo gustosamente a su disposición para viajar a Victoria si usted tiene a bien mantener una reunión personal con el suscrito.
Lo Saluda muy atentamente
MIGUEL HUERTA MARÍN
(Bisnieto del Fundador de Victoria, Bernardo Muñoz Vargas)
VICTORIA Y LA FRONTERA
Miguel Huerta Marín/ Raúl Olmedo Droguett
La saga del Sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas
Al iniciarse el último cuarto del siglo XIX, la Frontera de Arauco era territorio propiamente bélico, el campo de un choque continuado entre dos mundos en conflicto.
El pueblo mapuche mantenía una guerra latente, que estallaba en cualquier momento mediante el ataque súbito y feroz a pueblos y propiedades agrícolas, con el consiguiente saqueo, muerte y depredación. A esto seguía la pronta vuelta de mano de las fuerzas chilenas, que enrojecían aún más esa tierra ya generosamente regada con sangre durante trescientos años. Era una guerra especial, diferente, en que la astucia y el golpe de mano jugaban un importante papel en el combate a un enemigo de gran movilidad y destreza combativa.
La continua actividad indígena obligaba al gobierno (los de Pérez, Errázuriz Zañartu, Pinto, Santa María, Balmaceda, Montt, Errázuriz Echaurren y Riesco, en ese período) a mantener tropas en constante alerta, y para ello, reforzando a las unidades “de línea”, se recurría a la Guardia Nacional.
Esta Guardia Nacional, creada por Diego Portales en la década del 30’, era una organización ciudadana que nació paralela y distinta al Ejército de Chile, aunque paulatinamente fue quedando bajo su control y autoridad. Consistía originalmente en la organización del paisanaje en escuadrones o batallones cívicos en cada localidad o ciudad, definidos como “cuerpos de asamblea”, que recibían instrucción disciplinaria, de formas militares y de manejo de armas por parte de oficiales profesionales del Ejército. La experiencia de la Guerra contra la Confederación Perú Boliviana – 1836-39 -, al iniciarse la cual el país no contaba con reservas aptas ni civiles con preparación militar, hizo aconsejable mantener esta Guardia Nacional como semillero de fuerzas bien disciplinadas y dispuestas para ser movilizadas en caso de conflicto.
Es justamente lo que ocurrió en 1879, al iniciarse la guerra que conocemos como “del Pacífico”, que nos enfrentó, nuevamente, al Perú y Bolivia. En esta segunda oportunidad, unidos por un pacto secreto de Alianza.
El Ejército fue puesto a punto y enviado al Norte de inmediato, y luego, los Cuerpos de Asamblea – vale decir, la civilidad de Provincias – fueron convocados para poner su gente bajo bandera, vestir en propiedad el uniforme de la Patria y marchar a la guerra. Los primeros cuerpos cívicos movilizados alcanzarían mas adelante, bien avanzado el conflicto y ya famosos, la categoría de unidades “de Línea” y su incorporación definitiva al Ejército. Así ocurrió con los regimientos “Santiago” (5°), “Chacabuco” (6°), y “Esmeralda” (7°). Otros lograrían justa fama en combate, honrando a sus respectivas ciudades y provincias de origen: el “Chillán”, el “Atacama”, el “Coquimbo”, el “Colchagua”, el “Aconcagua”, el “Talca”, el Curicó”, el “San Fernando”, el “Lontué”, el “Concepción”, el “Valdivia”, el “Quillota”, el “Melipilla” y muchos otros. Son las unidades de la Guardia Nacional que entregaron su esfuerzo y su vida en las resecas arenas del Norte y la Sierra peruana. Muchos de sus oficiales y clases permanecerían, después de terminada la guerra, vistiendo – en propiedad, como queda dicho – el uniforme del Ejército de Chile y desarrollando una carrera militar. Participando en la última acción de esa Guerra del Pacífico, cabe recordar a una sección de 37 hombres del “Victoria” que tuvo a su cargo el parque y compartió la Gloria de la sangrienta, cruenta y feroz jornada de Huamachuco.
Una parte no menor de esas unidades de la Guardia Nacional, aquellas más cercanas a la región de la Frontera, debió necesariamente permanecer en el Sur para mantener a raya a las tribus indígenas. Sumaban alrededor de 4.400 hombres, y se constituyeron en el Ejército del Sur, o la Frontera, pasando a prestar servicio como unidades del Ejército de Chile en esa destinación.
Bernardo Muñoz Vargas, el prócer destinado a fundar Victoria en 1881, había ingresado a la Guardia Nacional en la Brigada de Infantería Cívica de Malleco, como subteniente, el 23 de julio de 1874. Tenía entonces 29 años, y promovido prontamente a Teniente, asumió una segunda destinación en el Escuadrón Cívico de Antuco. El estallido de la guerra del Pacífico, en 1879, implicó su ascenso a capitán, su nombramiento como oficial movilizado del Ejército de Chile en ese grado y su traslado al Escuadrón de Carabineros de Angol, que quedó destinado, como asentáramos, a custodiar la Frontera. En junio del siguiente año (1880), con el grado de Sargento Mayor y el mando de un Escuadrón de su gente, lo vemos cumpliendo las misiones que lo ligan a la fundación de esta ciudad.
Escribió un cronista de la época, Gustave Verniory en su libro “Diez años en la Araucanía”, que cuando Bernardo Muñoz Vargas fundó el Fuerte Victoria, el 28 de marzo de 1881, tenía el grado que hemos citado: Sargento Mayor de Guardias Nacionales. Tal grado correspondía – aclara el cronista – al de Mayor belga, o Jefe de batallón francés (Hoy: mayor de Ejército)
Han llegado hasta nosotros relatos fidedignos acerca de la fundación de Victoria, y es clave recordar que ese nombre fue escogido como un homenaje al triunfo de las tropas chilenas en la guerra que comprometía entonces los destinos del país. Derrotando a los ejércitos de dos países en tres campañas y casi dos años de lucha, Chile había ocupado la orgullosa Lima en enero de ese mismo año 81’.
La Guerra del Pacífico culminaba en su parte militar más gloriosa en hechos de armas y objetivos estratégicos, aunque otros tres años de lucha cruenta en la Sierra peruana demorarían aún la firma de la paz. Y ello provocaba seria dificultades en el territorio de la Frontera Araucana – que en 1883 entraría en proceso de colonización – debido al traslado masivo de las tropas al frente de combate en el Norte. Las tribus que agrupaban a los primitivos dueños de la tierra, mapuches, pehuenches y lafquenches, observado esa disminución de las fuerzas chilenas, imaginaron – así lo estiman los expertos en el tema - que Chile estaba siendo derrotado en su guerra de “huincas” y optaron, en 1880, por hacer correr la flecha ensangrentada y convocar al que sería el décimo y último alzamiento mapuche en la Historia de Chile.
El personal de Guardias Nacionales movilizados en el Ejército del Sur, destinados a custodiar la paz y el territorio en esta encendida Frontera de Arauco, era conocido como los “Lleulles”, o “Lleuques”. De ese grupo humano escogido, duro y sufrido, formó parte el prócer Bernardo Muñoz Vargas desde el comienzo mismo del conflicto 1879-84.
El mando de todas las tropas de la Frontera lo asumió en 1880 el general Basilio Urrutia Vásquez, de larga y fructífera trayectoria en la zona. Por problemas de salud, debió delegar temporalmente el mando en distintos oficiales superiores y jefes que formaban a sus órdenes. Entre ellos, el coronel Gregorio Urrutia, quien fue incorporado a las tropas del Sur poco después de ocupada Lima en enero de 1881. Es así como a comienzos de marzo de ese año, el coronel Urrutia alcanzó a despachar una columna de sus tropas, por el lado de Chanco, al mando del Coronel graduado don Manuel Ruminot. Formaba parte de esa misión un escuadrón del batallón Angol de Caballería Movilizada, al mando de nuestro conocido Bernardo Muñoz Vargas. Su misión específica era batir algunas fuerzas enemigas, así como escoger y decidir sobre un lugar aparente sobre el río Traiguén que contara con ventajas militares para fundar allí un fuerte.
El día 28 de marzo de 1881 había reasumido su cargo como comandante en jefe el general Basilio Urrutia, y fue también la fecha en que le correspondió a Muñoz Vargas asumir la jefatura de la fuerza expedicionaria. La Orden del Día reza textualmente: Jefe para el día de hoy, don Bernardo Muñoz Vargas”. Y por esa circunstancia, Muñoz – entonces de 36 años – fue el encargado de escoger el lugar preciso en que se fundaría en fuerte Victoria, iniciando una aventura que lo inmortalizaría como fundador de esta plaza. Ese mismo día, una vez elegido el lugar, comenzaron los trabajos del reducto y del cuartel. Un bosque cercano, circundante al lugar, proporcionó las maderas necesarias para levantar el fuerte con su empalizada, y luego las torres, casas, cuartel, pesebreras y bodegas.
En ese momento histórico, nuestro personaje no sospechaba que permanecería en Victoria hasta mayo de 1884, ejerciendo como jefe de la guarnición y Gobernador por decisión del Gobierno. Ni que a futuro, una vez retirado del Ejército con el grado de Teniente Coronel, esta sería la tierra que lo acogería hasta su muerte. Ni menos que de sus descendientes surgirían ilustres servidores de Victoria, admiradores respetuosos de la célebre figura de su antepasado.
La actuación militar de Muñoz Vargas no comienza ni termina con la fundación de Victoria. Antes de ello, en 1880, un encuentro que debió sostener con un fuerte contingente mapuche en uno de los vados del río Traiguén ha llegado en relato hasta nosotros. En esa oportunidad, al mando de una sección del Escuadrón Carabineros de Angol, hubo de disputar la posesión del paso del río a un número considerablemente mayor de adversarios. Su parte oficial, conciso y parco, señala textualmente:
“Señor Gobernador Militar
He vuelto con la expedición. En el encuentro con los indios frente a Dunco les quité treinta y cuatro animales vacunos y ocho caballos. Por mi parte, tuve un soldado muerto y dos heridos. La caballada en estado de no poder continuar su marcha a esa. Dios guarde a Ud.
Bernardo Muñoz Varga. “
En el año 1882 tuvo activa participación en la ocupación de Villarrica, evento que es interesante recordar:
La expedición designada para ese objeto había partido desde Angol, la antigua Encol araucana, y constaba de 800 hombres. Ocupados en distintas misiones, sólo llegaron a Villarrica 300 infantes del Batallón Angol, al mando del coronel don Alejandro Larenas, y 70 jinetes del Escuadrón Carabineros de Angol, comandados por el Mayor Bernardo Muñoz Vargas. Las fuerzas se completaban con 25 artilleros dotados de dos piezas de montaña (65 mm) y una ametralladora, arma temible en su época.
La misión era ocupar íntegramente Villarrica, para lo cual era necesario lograr el asentimiento de los jefes indígenas. Par ello se había convenido previamente un “parlamento”.
No fue nada fácil el Parlamento de Villarrica, celebrado a partir de la madrugada del 31 de diciembre de 1882. La pampa de Putué vio cabalgar a más de 300 mocetones bien armados y montados, siguiendo a sus caciques Penchulef, de Putué, Aquinancu, y el poderoso Epulef, señor de Villarrica, notoriamente violento y agresivo.
Larenas debió hacer gala de gran habilidad diplomática, en este caso sólidamente respaldada por 300 Comblain de 11 mm. y las citadas piezas de artillería, más las carabinas 0.44 de los 70 jinetes de Angol. Logró, a la larga, convencer a los indígenas que “el señor Gobierno” solo buscaba el bienestar del pueblo mapuche, y el parlamento terminó en paz. Muñoz Vargas, como testigo presencial de este episodio, pudo transmitir todos sus curiosos detalles a su familia y descendencia mediante la tradición oral.
Hacia 1884, con Muñoz Vargas en el gobierno local por cuarto año consecutivo, Victoria llegaba a compararse ventajosamente con los pueblos y ciudades mas adelantados de Frontera. Su acción como líder local destaca visiblemente eficaz, pues se preocupó de fomentar el desenvolvimiento de la industria y la agricultura, y muy especialmente, el del comercio. Algunas obras públicas esenciales para el momento de despegue que vivía la joven ciudad fueron impulsadas con vigor. Sin contar con estudios de economía, Muñoz Vargas se demostró también virtuoso en esa área, abordando problemas locales de financiamiento sin recurrir a la ayuda crediticia del Estado, mediante la racionalización de los medios locales que tenía a mano. Con visión de futuro, apoyó resueltamente a las empresas que recién se iniciaban, dándoles el primer impulso para comenzar sus actividades productivas, entendiéndolas como imprescindibles para el futuro económico de la ciudad, el crecimiento del empleo, el flujo de circulante y la afluencia de capitales.
Los cargos públicos a que accedió fueron diversos: de Comandante Militar de la plaza pasó al de Inspector de Colonización para la región, actuando asimismo como Gobernador y Alcalde de Victoria.
Incursionó también con éxito en la empresa privada. Tenemos a la vista copia de su solicitud de fecha noviembre de 1886, dirigida a quien lo reemplazó como Gobernador, para instalar un molino hidráulico cuyo deslinde Norte sería el río Traiguén. Recibió una hectárea de terreno en concesión para llevar a cabo este exitoso proyecto, que mas adelante enajenó con buena utilidad. Actuó también como agricultor, industrial de la madera y comerciante, actividades todas que desarrolló con razonable éxito. Como gestor de la beneficencia local desarrollo también una obra notable. Pero en esta actividad puntual, el prócer quizo que su actuación se mantuviera en reserva, y es sólo por el testimonio de íntimos amigos que le sobrevivieron, que sus descendientes se enteraron, años mas tarde, de una inmensa labor solidaria para con sus vecinos victorienses, que mantuvo arcana y ajena a toda figuración.
En el Registro de Patentes de Victoria del año 1891 – al iniciarse la Guerra Civil que ensangrentaría a Chile – figura su nombre como propietario de máquinas aserradoras y una tienda comercial. En varias de estas actividades como empresario actuó asociado a su hermano, don Nicanor Muñoz Vargas, otro vecino ilustre de Victoria cuya destacada participación en las gestiones para dar a Victoria categoría de territorio municipal, lo hacen merecedor de nuestro reconocimiento.
Luego de una vida fructífera como empresario y servidor público, rodeado del cariño de sus vecinos, a las once y media de la lluviosa noche del 07 de mayo de 1909, el fundador de Victoria falleció en su domicilio de calle Chorrillos. Una bronquitis aguda logró abatir, a los 64 años, al roble en que la lanza araucana se estrellara inútilmente.
Su defunción rola inscrita en la página 110 del Libro de Defunciones del Registro Civil de la ciudad de Victoria, año de 1909, con el registro número 218. La inscripción fue solicitada por su hijo, Bernardo Muñoz Artigas, entonces de 26 años de edad. Este joven Químico Farmacéutico falleció años mas tarde baleado en plena plaza de Victoria, a manos del ofuscado hermano de una joven “de familia” perdidamente enamorada del joven Muñoz Artigas.
La esposa del comandante Bernardo Muñoz Vargas fue doña Julia Artigas y Vargas, nacida en 1850 e hija de don José Artigas y doña Catalina del Carmen Vargas y Pinochet. Sobre esta familia Vargas-Pinochet, también ligada a nuestra historia militar, volveremos enseguida.
El fallecimiento del fundador motivó al cronista Juan Julio Mansoulet a publicar en el Diario El Sur de Concepción un artículo necrológico con fecha 20 de julio de 1909. Destacaba en su opúsculo : “ La vigorosa y arrogante figura del bizarro sargento Mayor Bernardo Muñoz Vargas, recientemente fallecido en Victoria”…y comentaba “los imponentes funerales que el pueblo de Victoria, agradecido, hizo a su fundador y uno de sus benefactores mas brillantes..”terminando con estos conceptos : “ Cuan justo sería que al lado de aquellas culminantes figuras de patriotas, que moldeara el bronce o el mármol, encontrara sitio la del extinto Jefe Muñoz Vargas, quien por muchos y justificados títulos, es también acreedor al reconocimiento de los chilenos”.
Opinión que la comunidad victoriense compartió ampliamente, pues como mudo testigo de su diario acontecer, desde la Plaza de Armas de Victoria, el busto en bronce de Bernardo Muñoz Vargas es hoy prueba palpable de reconocimiento y afecto a su Hijo Favorito.
Ricardo Ferrando Keun, por su parte, en su obra “Y así nació la Frontera. Conquista, Ocupación, Pacificación. 1550-1900” menciona en varios pasajes a Bernardo Muñoz Vargas, aunque a diferencia del cronista Verniory, anteriormente citado, le asigna sólo el grado de capitán en el momento de la fundación del Fuerte Victoria. Establece también que los Carabineros de Angol, al mando de Muñoz Vargas, habrían salido de Collipulli hacia el vado del Traiguén en que se materializó la fundación, dato que no especifica Verniory.
Ferrando también transcribe a Horacio Lara, quien en su “Crónica de la Araucanía” editada en 1889, hace notar, aludiendo a la eficiente labor del fundador, que “Victoria es hoy uno de los mas florecientes pueblos de la Araucanía”. Y en páginas posteriores recuerda la actuación de Muñoz Vargas en la ocupación de Villarrica (1882).
No fue tarea fácil la de consolidar y pacificar el territorio nacional en estas latitudes. Cada pueblo y ciudad de nuestro Sur tiene su propia historia, a menudo manchada del sudor, teñida con la sangre y labrada con el sacrificio de varias generaciones. A nuestro antepasado le correspondió protagonizar la neutralización del último alzamiento indígena, la posterior colonización republicana y el desarrollo inicial de la ciudad de Victoria. Estamos ciertos de que son muchos aquellos coterráneos que podrían aportar la historia de sus propios antepasados en la heroica labor de materialización de esta tierra bendita que llamamos, con orgullo, “Sur de Chile”.
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Por su relación familiar con la familia de Bernardo Muñoz Vargas, hacemos oportuno referirnos a los hermanos Vargas Pinochet.
Don Juan Antonio Vargas y Pinochet era tío de doña Julia Artigas y Vargas, a quien ya presentamos como esposa de nuestro prócer. Este Vargas y Pinochet nació en Chillán en 1814, hijo de Juan Antonio Vargas y de Catalina Pinochet. En 1827 ingresó al Ejército como cadete del Batallón “Carampangue”, y resultó herido en el Combate de Chillán, ocurrido el 16 de septiembre de 1829, durante la revolución de 1829-30 que culminó en Lircay. Se batió también en esa batalla de Lircay (17.04.1830) a las órdenes del general Joaquín Prieto - vale decir, militando en el bando vencedor - y mas tarde participó en la guerra contra la Confederación Perú Boliviana. Combatió en la batalla de Portada de Guías en agosto de 1838, y en el combate de Piura el 30 de septiembre del mismo año. Luego, destinado a bordo de una de las naves de nuestra escuadra, estuvo en el combate Naval de Casma el 08 de enero de 1839.
Durante la Revolución de 1859 apoyó al gobierno constitucional de Manuel Montt T., y se batió en Cerro Grande como 2° comandante del batallón 7° de Línea. Fue herido de gravedad en esa acción, en su brazo y costado izquierdo del tórax, y en premio de su actuación fue promovido a Teniente Coronel. Con ese grado participó en la Guerra contra España de 1866-67, y luego en las constantes campañas de la Araucanía. Al estallar la Guerra del Pacífico fue nombrado organizador y primer Comandante del Batallón Cívico “Chillán”, y al mando de ese cuerpo combatió en la batalla de Tacna (mayo 26, 1880), donde fue desmontado y herido de bala. Estuvo a punto de caer prisionero junto a otros dos oficiales del “Esmeralda”, uno de ellos, Arístides Pinto Concha, hijo del Presidente de la República en funciones, Aníbal Pinto G., Todos fueron apenas salvados por el impetuoso avance de la 3ª División de Amunátegui. Convaleció largamente de su herida, y finalmente falleció en Tacna de sus complicaciones y una pulmonía el 24 de noviembre de 1880.
Su hermano menor, Rafael, formado también en las campañas de Arauco, asumió con el grado de mayor el mando del “Carabineros de Yungay N° 2” en 1880. Se batió en Tacna el 26 de mayo, y luego tuvo a su cargo la persecución inicial del enemigo en fuga. Días mas tarde, se destacó especialmente al capturar, en su avance hacia la plaza fuerte de Arica, al ingeniero peruano (Elmore) que había tenido a su cargo el diseño e instalación de los campos minados que defendían ese puerto. El historiador peruano Cástulo Martínez narra ese episodio en la siguiente forma :
“Salvo unos pocos casos aislados, las minas no explotaron debido a que un destacamento chileno logró apresar precisamente al ingeniero peruano que había instalado la compleja red de minas, y éste entregó a los jefes chilenos – probablemente bajo presión insoportable - un plano de la localización de los terrenos minados. De esta forma afortunada, la mayor parte de las minas dejaron de representar un peligro para los atacantes. El apresamiento y forzada colaboración del ingeniero peruano está bien documentado. Examinemos la evidencia.
Cuando el comandante Rafael Vargas Pinochet, al mando del escuadrón “Carabineros de Yungay N° 2” y del “Cazadores” intentó cruzar el río en Chacalluta, el estallido de dos minas hirieron a cuatro soldados. El comandante Vargas relata como logró atrapar a los causantes de la explosión: “Tomé a un paisano, al cual amenacé de muerte si no me indicaba […] quienes habían sido los autores. Este me dijo quienes eran. Despaché un piquete de tropa con la orden de traérmelos vivos o muertos. Mientras tanto, yo preparé ocho tiradores para fusilarlos en el acto y en el mismo sitio; media hora después me trajeron a dos jóvenes, un señor Elmore y otro Ureta. Elmore comprendió luego su situación, y me dijo que era ingeniero, que el había colocado esos torpedos y sabía el lugar donde estaban muchos más, por lo que desistí de fusilarlos”.
Rafael Vargas combatió el siguiente año, 1881, en las batallas de Chorrillos y Miraflores que permitieron la toma de Lima. Su regimiento de Carabineros, al mando de Manuel Bulnes hijo y con Vargas como 2°, tuvo el honor de efectuar cargas en esas dos acciones. Aquella de Chorrillos ha quedado en nuestra Historia Militar como una de las más brillantes de la caballería. Mas tarde, tuvo activa participación en las distintas expediciones que se implementaron durante la llamada Campaña de la Sierra.
Con el grado de Coronel, optó en 1891 por seguir el destino del Ejército de Chile y se mantuvo junto a Balmaceda, sufriendo la derrota y persecuciones a los vencidos que registra la Historia. Es autor del último y famoso mensaje de un jefe del Ejército al Presidente Balmaceda, en la tarde del 28 de agosto de 1891. Se había dado la batalla de La Placilla esa mañana, y Vargas telegrafía desde Quillota : 7. P.M. Acaba de llegar teniente de artillería que viene de Valparaíso, pidiendo tren para otros jefes que vienen de esa huyendo por haber sido derrotado nuestro ejército completamente. Generales Barboza y Alcérreca muertos. El señor Vicuña y Bañados Espinoza quedaban encerrados en la intendencia. El teniente vio a su salida que entraba el ejército de la oposición en Valparaíso. Dice el mismo oficial que nuestro ejército con muy poca voluntad para pelear al principio, y en lo más serio del combate principió a pasarse la mayor parte y a botar sus armas los restantes. Viendo que ya no nos queda papel que desempeñar aquí, nos retiramos a ésa. Vargas”.
Balmaceda, como sabemos, dimitió el mando esa misma noche y se asiló en la legación Argentina. Puso término a su vida veinte días mas tarde, en la legación argentina, durante la madrugada del 19 de septiembre de 1891.
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